Este artículo ha sido publicado el 2 abril, 2018
La obra de Helene es fuego, aire, agua y tierra. Expresionismo, formas puras, brillo, color, mito y símbolo.
Es una artista valiente, comprometida, que supera los estereotipos asociados a la “delicadeza femenina” con un trazo gestual potente y una fuerza expresiva extraordinaria.
En su trabajo conviven muchas influencias culturales y periodos, característica del arte posmoderno, con la tradición artística y filosófica de su Grecia natal.
Al contemplar su obra, no podemos disociarla de su país, de su historia, una historia unida al Mediterráneo, a sus colores, su luz, su paisaje ni de su cultura, un punto de encuentro entre Oriente y Occidente que nos habla de integración.
La pintura de Helene, lejos de ser una mezcla al azar, posee una profunda consistencia interna aunque se aparta del sentido de relato tradicional. En unas obras, unas imágenes se funden con otras, se yuxtaponen, se transparentan, translucen las distintas líneas y trazos, figuras en positivo y negativo y en otras, permanecen deliberadamente independientes, separadas, opuestas, aunque ocupen el mismo espacio pictórico.
En la narración mostrada a través de su pintura y en su marcada fuerza expresiva incorpora elementos iconográficos cargados de simbología: barcos, instrumentos musicales, flores, aves, cartografías, paisajes , héroes mitológicos… y entre sus formas monumentales y puras toma especial importancia la figura femenina. Sin embargo, la belleza de la mujer en la obra de Helene no se corresponde con el ideal estereotipado por el cine o las revistas.
Son mujeres bellas, majestuosas pero sin llegar al extremo de la femme fatal del periodo simbolista. Presenta una figura-símbolo más cercana a la estética y la expresión poderosa de la kore arcaica o la Perséfone mitológica. Entre las obras de la serie “Unsung Brides” encontramos la figura de una novia mirando al frente desesperadamente, su vestimenta es un símbolo social de éxito femenino, no de éxito existencial. Veremos en sus series referencias continuas al cuestionamiento del papel asignado socialmente a la mujer.
En “Re-naissance”, de la serie “Jinetes de Azul”, llama la atención la multiplicidad de la composición que actúa como un fuerte golpe: un caballo en la parte superior , un vestido vacío, como el vacío de los significados del que surge una pareja de bailarines junto a unos pájaros levantando el vuelo como símbolo del renacimiento de la vida y las ideas del humanismo.
Son también muy recurrentes en su producción artística las referencias a Atenas como origen de la democracia y las ideas humanistas. En “Salaminia” la composición representa una clepsidra ( reloj de arena ) de la que forma parte un barco , el símbolo del eterno viaje. El título hace referencia a la antigua armada ateniense , conectando con la emigración contemporánea y el futuro incierto de la sociedad actual.
Las mismas referencias aparecen en “Ocean Desire”. La obra está compuesta por infinitos tonos de azul de prusia y ultramar mostrando las siluetas de numerosos barcos, unos conteniendo a otros en la profundidad del mar, El Mar como nuestro origen, con recuerdos de antiguas civilizaciones y también en memoria de los naufragios y sus viajeros, emigrantes, refugiados…
No podemos catalogar su pintura como sencilla, por el contrario, el impacto visual inicial es sólo una puerta abierta a un misterio, a una historia universal, compleja y fascinante apoyada en un extraordinario diseño pictórico.
Helene es energía, fuerza, mar y luz. Pura vida